Los que tenemos acceso a pasar ratos virtuales en nuestras redes sociales podemos observar que existe una amplia variedad de propuestas y objetivos a cumplir en estos tiempos de pandemia: desde leer todos los libros que tenemos pendientes, o ver documentales, series o películas, hasta dedicarnos a elaborar teorías conspirativas de como los gobiernos primermundistas orquestaron el desate del coronavirus para desestabilizar la economía y comenzar una nueva guerra fría.
Precisamente, dentro de las cosas que más están llamando mi atención es la de la crítica. Voy a enlistar algunos comentarios:
- “Todos nos debemos quedar en casa, ¿qué chingados te cuesta, egoísta?” ajá, ¿y los que necesitan salir para subsistir? ¿y los que viven en la informalidad laboral?
- “No nos interesa ver tu rutina de ejercicio en Instagram.” De acuerdo, ¿has considerado quizá, no verla y ya?
- “Pinches ignorantes, por eso estamos jodidos como país.” Oye, ser iluminado, ¿has considerado que no todas y todos tenemos acceso a los mismos derechos? Si ves que algo está mal y te molesta, ¿has pensado hacer siquiera algo por ello además de descargar tus frustraciones desde la comodidad de tu Smartphone?
- Etcétera.
Las críticas están en nuestro entorno laboral, entre las amistades, en la familia, y en general, en cualquier relación personal. Es normal, yo también critico a veces. Y es por esa misma razón, que considero estamos obligados a conocer, informarnos y estar atentos de todo lo que sucede a nuestro alrededor y después criticar, pero hay que saber distinguir cuando estamos haciendo una crítica insana en vez de una crítica sana. ¿Podemos abordar las críticas insanas con prudencia e inteligencia?
Sería bueno que erradiquemos la falsa creencia de sentirnos moralmente superiores a las y los demás; que estamos por encima de lo bueno y lo malo y que tenemos derecho a juzgar a otras personas. Nacimos para ser reales y entender nuestra realidad, no para ser perfectos.
Note to self: Haz a un lado las críticas insanas, esas que se hacen desde una burbuja y desde el privilegio. Concéntrate en tus metas y objetivos, prioriza las cosas importantes y aprende a apoyarte más en las personas que te rodean.
Estamos viviendo un momento histórico en nuestras vidas y sí creo que es ante este tipo de eventos inusuales que como personas sacamos nuestras frustraciones y egoísmos, pero que también podemos sacar nuestra nobleza y solidaridad con las y los demás.
Termino con esta bonita frase que me encontré por ahí en Facebook: “tal vez estamos empezando a comprender que nadie se salva solo, que las fronteras no existen, que la salud es un derecho universal, que la economía puede esperar, que la vida es frágil y que protegerla es un deber colectivo.”
Abogado, servidor público, activista en derechos humanos y fan del rock ochentero.
Escribo mis inquietudes personales y jurídicas en este blog.