
Yo sé que esta vez puede que no te pase nada y por eso ves nuestras demostraciones e intentos de provocar un cambio como algo insignificante, pero entiende que cuando decimos “No es una, somos todas” no estamos bromeando.
Yo sé que esta vez puede que no te pase nada y por eso ves nuestras demostraciones e intentos de provocar un cambio como algo insignificante, pero entiende que cuando decimos “No es una, somos todas” no estamos bromeando.
La independencia es algo elusivo. No creo poder tenerla del todo, todo el tiempo. Tal vez sea algo que conscientemente tengo que ejercer para poder decir que lo soy. No hay personas completas porque seguimos cambiando, lo que necesitamos para llegar a serlo se transforma. Y regresa la cuestión de la necesidad. Necesito seguridad, necesito techo, necesito comer, necesito convivir. Somos seres dependientes.
Lo que pasa es que este filtro amarillento que nos transmite antimodernidad y marginación —y el cual adoptados en un esfuerzo de comprobar nuestra mexicanidad— nos alimenta la falacia de que le mexicane es solo une. Esto resulta en la incapacidad de le mexicane marginade de salir de dicha marginación, y de le mexicane privilegiade de ignorar su privilegio, adoptando una vivencia que nunca ha sido suya.
Sin señas particulares nos muestra que, restando el lente hollywoodense, blanco, y norteamericano de las historias sobre migrantes mexicanes, éstas se pueden, y se deben, seguir abordando porque lo que sucede en nuestras fronteras todavía es un misterio para gran parte del país, porque hay personas que encontrar y sus historias merecen ser contadas.
[…] la trilogía de Linklater vista en su totalidad, no es una historia romántica más, sino un arduo descenso en el horror de la realidad de las relaciones humanas contemporáneas.
[…] la ficción del éxito nos hace creer que el éxito siempre es algo a obtener, nunca algo que ya tenemos.
La razón por la que de chica creía que no había buenas heroínas que ver era porque no me las estaban mostrando.
Walton representa a la responsabilidad y nos demuestra que la maldad, la “monstruosidad”, no es algo con lo que nacemos o que se nos impone, sino un espacio que nosotras las personas habitamos conscientemente al ser seres racionales […]